Powered By Blogger

Soy una chica Disney.

Creo que lo he dicho otras veces, aunque la verdad no sé si por aquí… últimamente tengo muy poca memoria y no sé si ya lo he comentado alguna vez.  

A diferencia de Sheri, yo me he criada con todas las películas Disney, y he soñado como casi todas las niñas de esa época con encontrar mi príncipe azul y con la boda de mis sueño. Luego empiezas a crecer, y te das con ese muro en las narices. Te das cuenta que tu vida nunca será como la vida de la sirenita o la de la cenicienta. O al menos no tendrás el final que ellas tuvieron.

Pero cuando te das con ese muro de realidad en las narices significa que en verdad estas madurando, y aunque te des cuenta de que nunca tendrás ese final feliz de Disney tienes otras cosas que verdaderamente valen mucho más.

Yo he encontrado a mi propio príncipe, que también va de azul, pero solo cuando va a trabajar. Que no es dueño de ningún castillo ni de ningún reino, pero me considera su princesa. Y que desde que vivimos juntos hemos aprendido más uno del otro.  

En definitiva, mi vida no es tan perfecta como un final Disney pero aun así me alegro de tener lo que tengo y si apareciera mi hada madrina ahora mismo, no le pediría unos zapatitos de cristal, ya que deben ser demasiado incómodos. En verdad le pediría no perder la suerte que estoy teniendo en mi vida, y algo de dinero jajajaja que nunca viene mal.


















(Esta entrada me recuerda mucho a la sesión de “Cosas que no te cuentan cuando eres chico” del blog de Sheri)

1 comentario:

Scheherazade Miranda dijo...

Mi príncipe azul..... sólo cuando va a trabajar.
Me meoooooooooooooooooooooooooooooo.